
Si llegaste a este post por casualidad, te cuento que este es el final de un road trip de 6 días por Andalucía que comenzó en este post y continuó en este otro.
Por supuesto que aquí el orden de los factores no altera el producto, así que si te dan ganas de empezar por el final: bienvenido!
Dejamos el hotel temprano, ya que teníamos que devolver el coche en la estación de trenes de Málaga antes de las 10.
En la ruta hicimos solamente una parada para desayunar y cargar combustible.
Llegamos en el tiempo previsto, hicimos la devolución y fuimos directo al Hotel Don Paco que se encuentra a 100 metros de la estación.
A pesar de que era temprano, la habitación estaba lista y pudimos hacer el checkin en el momento. Sólo estuvimos una noche en este alojamiento, pero el trato del personal, su ubicación, limpieza y comodidad lo hacen súper recomendable.


Dejamos las valijas, nos pusimos ropa más liviana y salimos a recorrer la ciudad.
Lo primero que hicimos fue ir de shopping. Al día siguiente volvíamos a Madrid y Pau tenía su vuelo de regreso a Buenos Aires ese mismo día, por lo que habíamos previsto destinar algunas horas para los souvenirs y regalos.
Cerca teníamos dos centros comerciales bastante grandes: Vialia, en la misma estación de María Zambrano y Larios, en la plaza de la Solidaridad.
Visitamos las tiendas que más nos interesaban y volvimos al hotel a dejar las bolsas.
Ahora si, estábamos listas para asomarnos a la tierra que vio nacer a Picasso.
La historia de Málaga no dista demasiado de las demás ciudades andaluzas que visitamos. Fue fundada por los fenicios con el nombre de Malaka en el SVIII a.C, luego tomada por los romanos y conquistada por los musulmanes que la convirtieron en una ciudad amurallada próspera.
En el SXV fue uno de los últimos bastiones del reino nazarí antes de caer frente a la reconquista de los Reyes Católicos.
La Alcazaba (una de las fortalezas árabes más grandes de Andalucía), el Castillo de Gibralfaro, el teatro romano y la Catedral renacentista son la evidencia del paso de diferentes culturas.
Demás está decir, que vimos todos estos sitios por fuera (y algunos desde lejos), fieles a nuestro lema: «un tinto de verano vale más que mil años de historia» (jeje).
Dicen que el camino de acceso al Castillo tiene los miradores con mejores vistas de la ciudad y que la visita a la Alcazaba merece mucho la pena. Al estar en la colina, hay que disponer de al menos un par de horas para llegar y recorrerlo. Si van con algo más de tiempo que nosotras, tal vez sea una buena idea incluir estos monumentos en el plan de viaje.




El casco antiguo de la ciudad es precioso. Con veredas amplias, limpias y palmeras que le dan un aire tropical.
Abundan los patios escondidos, las fuentes y por supuesto las tabernas y restaurantes!
Un cartel en la puerta que indicaba que servían «vermut de grifo» y una sucesión de platitos tentadores que vimos pasar hicieron que no dudáramos en ocupar mesa en Casa Lola.
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Ustedes también pispean los platos ajenos antes de sentarse en un lugar? Yo creo que podría dar clases sobre «cómo elegir restaurante a partir de la comida de los demás» jajaja
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Pedimos unos pintxos, gambas al ajillo y una ensaladilla. Estaba DE-LI-CIO-SO.
La comida se extendió un poco más de lo habitual. Estábamos cerca del final de nuestro viaje y las charlas se prolongaban.
Visitamos El Pimpi, una bodega muy curiosa por su interior casi escenográfico, con la intención de tomar una copa, pero nos atendieron tan mal en la barra que desistimos. Igual hice algunas fotos y se las comparto aquí debajo.



Transcurrimos la tarde paseando por las calles malagueñas. Pasamos por la Casa Natal de Pablo Picasso (que está temporalmente cerrada) en la Plaza de la Merced.
Llegamos al Teatro Romano que data del siglo I y estuvo enterrado hasta 1951, año en que fue descubierto en una excavación.
Otro punto impresionante de la ciudad es la Catedral de la Encarnación. Se encuentra sobre las bases de lo que fue la mezquita principal en la época de dominio musulmán.
Popularmente se la llama «la manquita» ya que una de sus torres no está terminada. El trabajo de ornamentación es espectacular sinceramente.



Al caer la tarde, fuimos al Paseo del Puerto 1, un área que fue recuperada y abierta al público hace relativamente poco. El recorrido se realiza bordeando el mar, bajo una estructura de hormigón que parecen costillas.
Pocas semanas antes de nuestra visita, toda esta zona estuvo afectada por la calima del Sahara, que fue muy intensa y vino acompañada de lluvia (conviertiéndose en barro). Por esta razón los edificios y techos estaban aún cubiertos de polvo naranja.
Personalmente me encantó esta zona. Llena de tiendas, cafecitos, los barcos del muelle y el aire marino.
De camino se encuentra uno de los puntos más modernos de la ciudad: El Centre Pompidou de Málaga. Un cubo de cristal de colores que da acceso a una galería de arte subterránea.
Se que hay muchos que no concuerdan con las instalaciones que chocan tanto con el entorno. A mi particularmente me gusta el contraste que genera y considero que así como hoy valoramos encontrar guiños del paso de distintas culturas en el futuro estas construcciones serán testimonio de nuestros días.
Llegando a La Farola (faro de Málaga) contemplamos el último atardecer andalúz de este viaje.



Terminaríamos el día (y el viaje) cenando en la Plaza de Uncibay que tiene mucho encanto. De casualidad, elegimos nuevamente Casa Lola (tiene varias sucursales). Al igual que al mediodía, no nos defraudó.
Dejamos Málaga al día siguiente, tomando el tren hacia Madrid. Horas más tarde Pau volvería a BsAs y Juli a Londres.
Este viaje nos dejó mil anécdotas nuevas, la amistad a flor de piel y la promesa de repetir muy pronto.
Estos son mis imprescindibles del viaje
No los engaño si les digo que repetiría cada una de las cosas que hicimos en este viaje porque siento que fue perfecto. Pero como soy conciente de que mi relato está teñido por la felicidad de haber cumplido un sueño, quise dejar una lista de las cosas que creo no deberían perderse si están planeando una ruta similar.
EN SEVILLA
• Hacer un free walking tour. La ciudad desborda de historia y me parece que cuando alguien que la conoce te la cuenta, dimensionás de otra manera todo lo que estás viendo. El que hicimos nosotras de Sandermans por Triana es muy recomendable.
• Comer garbanzos con gambas en Cervecería Loli, en el Mercado de Triana.
• Ir a Plaza de España por la tarde, sentarse en el banco de una provincia que te represente para una selfie y disfrutar de los bailaores en las escalinatas. Para combatir el calor, improvisar un picnic en el Parque de Maria Luisa
• Disfrutar del baile y canto flamenco en un tablao tradicional. Entender sus orígenes y simbología. Me gustó la experiencia de conocer La Carbonería
EN LA COSTA GADITANA
• Tomar vermut de Jerez. Es más fuerte que los habituales porque se hacen a partir de olorosos y amontillados. A mi me encanta! Si no sos muy fan del vermut, probá el Barbadillo, un vino blanco, seco que se toma bien frío y es ideal para acompañar el pescaito frito.
• Alquilar coche. Si bien es posible visitar los pueblos en bus, algunos trayectos tienen poca frecuencia y para acceder a las playas más alejadas vas a necesitar tener vehículo propio.
• Hacer base en Conil de la Frontera. Creo que fue un gran gran acierto. Estaba a mitad de camino de todo lo que queríamos ver, tiene hostelería mucho más económica, un casco urbano precioso y buenas playas. Ah! y la mejor comida del viaje la tuvimos en La Fontanilla, sobre la playa
• Pasar un día en una playa agreste como Playa de Bolonia. Recordá llevar agua, comida, protector solar y sombrilla porque no hay nada más que arena blanca y el agua más transparente que puedas imaginar.
• Conocer Vejer de la Frontera. De los pueblos que conocimos, creo que es el que más me gustó. Me hubiese encantado verlo de noche. Ojo! Tarifa también me gustó mogollón.
EN MALAGA
• Pasear por el Paseo marítimo del Puerto 1 y tomar un aperitivo viendo el atardecer
• Subir al Castillo de Gibralfaro y la Alcazaba: nosotras no hicimos a tiempo pero creo que hubiese merecido la pena asi que si pueden, vayan y me cuentan
• Ir de tapas a Casa Lola y probar la ensaladilla 😉
Recomendación final: busquen buenos compañeros de viaje. De esos con quienes no sentis que te estás perdiendo de entrar a un museo porque lo que estás ganando son un montón de anécdotas para contar «cuando seas grande».

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